Este espacio está dedicado preservar la memoria del matrimonio cartagenero formado por Salvador Fernández Martínez y Josefa Meroño Cegarra, además de la de sus hijos e hijas y sus respectivos cónyuges, así como la de otros parientes más o menos cercanos, a fin de mantener más vivos los lazos familiares entre todos sus descendientes.



sábado, 7 de abril de 2012

Teresa Figueras Carreras


Fotografía de la izquierda: Teresa Figueras Carreras, embarazada de María Teresa Fernández Figueras,
y Jorge F. Fernández Figueras en 1959. Fotografía de la derecha: 
Teresa Figueras Carreras, María Teresa Fernández Figueras y Jorge F. Fernández Figueras en 1962 .

Teresa Figueras Carreras, hija de Francisco Figueras Caballé y Francisca Carreras Massó, nació el 26 de noviembre de 1923 en Terrassa. 


Inició estudios de magisterio y, mientras los realizaba, ejerció como profesora en Cultura Práctica, una escuela privada de Terrassa.

Teresa Figueras Carreras y sus alumnas en 1951.

Contrajo matrimonio el 15 de octubre 1951 con José Fernández Meroño. La pareja tuvo tres hijos: Jorge Fernando (1952), María Teresa (1959) y Marta Fernández Figueras (1964).

Teresa Figueras Carreras y Xavier Puig Fernández. La India, 2011.


martes, 3 de abril de 2012

José Fernández Meroño


José Fernández Meroño, mayo de 1967.

José Fernández Meroño, el segundo hijo varón de Salvador Fernández y Josefa Meroño Cegarra, fue el séptimo en el conjunto de su descendencia. Nació el 11 de julio de 1919 en Cartagena.

Cursó estudios de bachillerato en el Instituto Nacional de 2ª Enseñanza de Cartagena, pero no pudo acabar el sexto curso debido a la Guerra Civil y su incorporación a filas. Según mis recuerdos, le habría gustado estudiar derecho para poder ejercer como juez.

Parece ser que durante la contienda sirvió en el arma de Artillería donde fue destinado a labores de telecomunicaciones. En la retirada del Ejército de la República, fue de los últimos soldados en pasar la frontera por Portbou pues formaba parte de la patrulla de volaba los puentes de la carretera a fin de retardar el avance de las tropas nacionales.

La fortuna le acompañó en esos momentos pues al llegar de noche junto con sus compañeros a Cèrbere , al otro lado de la frontera, en medio de la la obscuridad y entre una confusión de gritos, identificó la voz de su cuñado Pedro Prado Mendizabal. Este le introdujo en su coche que por poseer identificación diplomática tenía absoluta libertad de movimientos y en pocas horas se encontraba en París, lejos del sur de Francia donde tantos soldados y civiles españoles hubieron de conocer en los meses posteriores los horrores de campos de concentración como Argelès-sur-Mer, Gurs y Rivesaltes.

Cuando Pedro Prado y Elisa Fernández abandonaron Francia para residir en Rusia, José no pudo o no quiso viajar con ellos y se quedó en Francia hasta finales de 1941. Establecido en Melun —donde residía la familia Amphoux que mantenía una relación de amistad con Pedro Prado—, trabajó en la fábrica metalúrgica Delattre & Frouard, en Dammarie-les-Lys, una población cercana, hasta septiembre de 1940 cuando con motivo de la invasión alemana la empresa evacuó y trasladó sus instalaciones a Casteljaloux.

Durante un año, según lo que recuerdo haberle oído explicar en mi niñez, debió desplazarse  por el llamado «Estado Francés» —los territorios no ocupados inicialmente por Alemania cuya capital era Vichy y que poseían un gobierno autónomo—, integrado en grupos de españoles que se encontraban en su misma situación que trabajaban de manera esporádica y eventual en granjas y pueblecitos agrícolas.

Las dificultades materiales y el temor de que tarde o temprano pudiera detenerle y trasladarle a Alemania, le hicieron tomar la decisión de regresar a España. El 15 de diciembre de 1941 se incorporó al Depósito de Concentración de Reus (Tarragona), institución donde eran ubicados a su vuelta los antiguos soldados del ejército republicano cuyas levas fueron movilizadas mientras ellos se encontraban en el exilio. En 1942 causó alta en el Batallón de Soldados Trabajadores nº 2, instalado en Cerromuriano (Córdoba). Entre enero de 1943 y junio de 1945 realizó en Plasencia (Cáceres) y Huelva el servicio militar en el cuerpo de Infantería. 

De vuelta a Cartagena en 1945, trabajó en junto a su padre como agente de General Española de Seguros y al cabo de poco tiempo le sustituyó para que este pudiera jubilarse.



José Fernández Meroño el día de su boda con Teresa Figueras Carreras.



Contrajo matrimonio el 15 de octubre 1951 con Teresa Figueras Carreras. La pareja tuvo tres hijos: Jorge Fernando (1952), María Teresa (1959)y Marta Fernández Figueras (1964).



José Fernández Meroño y Jorge Fernando Fernández Figueras. Cartagena, 1960. 

José Fernández Meroño y Marta Fernández Figueras, mayo de 1967.

En diciembre de 1962 se trasladó a Terrassa para incorporarse a la empresa de seguros Mutua de Terrassa, posteriormente integrada en Unión de Mutuas Aseguradoras.

Falleció en Terrassa el 18 de enero de 2002.



Eduardo Bonet Molina


Cartagena, 1948. De izquierda a derecha: 
José y Carmen Fernández Meroño y Eduardo Bonet Molina


Sobre Eduardo Bonet Molina, reproduzco integramente la entrada que le dedica la Gran Enciclopedia de la Región de Murcia (Murcia, 1992):

Médico, escritor y humanista (Cartagena, 1909 - 1983). Desde muy joven siente afición por las letras, alternando sus libros y colaboraciones con el ejercicio de su profesión —tocoginecólogo—, en la que llega ser un renombrado especialista.

Pertenece a la generación de médicos escritores, de la que tenemos buena muestra en nuestra región. Bonet, además de su profesión y de sus aficiones literarias, siente la tentación de la política, ocupando la alcaldía de su ciudad natal. Fue también gran conocedor del mundo de los toros, liberal en el amplio sentido humanístico del concepto, anfitrión distinguido y delicado.

Escritor científico, es autor de varios ensayos, algunos muy elogiado por Marañón: El problema de la  maternidad (1932), Mientras los años pasan (1950), A través de la niebla (1951), Día a día (1975), y otros publicados después de su muerte, como un ensayo biográfico del doctor Tomás Maestre.

Como poeta publica varios libros: Canciones de otoño (1970), Ecos del viento (1971), En el tablao y en el ruedo (197: y Mar adentro (1980). La poesía de Bonet es de corte popular, tanto por su estructura como por su temática. Con la espontaneidad del hombre observador que ama y canta las tradiciones mas genuinas del pueblo, denota claras influencias de la escuela andaluza, sobre todo de García Lorca y de Alberti. Sus dos aficiones por excelencia —el cante y los toros— están patentes en su obra En el tablao y en el ruedo, donde con objetividad —no olvidemos su vinculación con la casa Bienvenida—, enjuicia con gran sabiduría el toreo, los toreros, logrando momentos de gran intensidad lírica. Bonet, aun sin descartar en este aspecto la línea neoandaluza en sus versos, nos ofrece hoy una positiva aportación a la lírica.



Eduardo Bonet, El problema de la maternidad (Madrid, 1932).



Eduardo Bonet, Ecos del viento (Cartagena, 1971).


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Según se desprende de un informe publicado el 17 de abril de 1935 en El Noticiero, durante su etapa como alcalde de Cartagena (1934-1936), al frente de una Comisión Gestora, su labor durante los primeros meses de presidencia consistió en rehacer la Hacienda Municipal, intentando enjugar el déficit acumulado por anteriores consistorios, y en el asfaltado y reparación de numerosas calles, plazas, carreteras y caminos vecinales, así como en la mejora del iluminado público. También se realizaron mejoras en los barrios Ciudad Jardín y en los accesos al barrio del Peral. Así mismo, se intervino felizmente en la solución de algunos conflictos laborales relativos a las empresas Constructora Naval, Asamblea de la Industria Vidriera y Ferrocarril de Cartagena.



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Después del fallecimiento de Carmen Fernández Meroño, contrajo un nuevo matrimonio con Dolores Celdrán Conesa. No tuvo descendencia en ninguna de ambas uniones.

lunes, 2 de abril de 2012

Carmen Fernández Meroño



Carmen Fernández Meroño el día de su Primera Comunión.



Carmen Fernández Meroño, la segunda hija de Salvador Fernández y Josefa Meroño Cegarra con ese nombre y la sexta en el conjunto de su descendencia, nació el 3 de junio de 1915 en Cartagena.

Contrajo matrimonio en septiembre de 1934 con Eduardo Bonet Molina, doctor en Medicina y alcalde de Cartagena entre 1934 y 1936. 




Carmen Fernández Meroño el día de su matrimonio con Eduardo Bonet Molina.

Durante la Guerra Civil, se desplazó al frente acompañando a su marido que, incorporado a filas, ejercía como médico en el ejército republicano. Allí realizó tareas de asistente sanitaria y también tuvo que sufrir las lógicas penurias y dificultades que derivaban del contexto bélico.


Al concluir la guerra, Eduardo Bonet fue condenado a destierro e inhabilitado temporalmente para ejercer la medicina. El destierro lo cumplió en Pamplona. ciudad donde trabajó como simple asistente sanitario en un hospital gracias a la intervención del obispo que residía en aquella ciudad. Carmen Fernández Meroño le acompañó en todo momento y compartió con él los inconvenientes de aquella situación.


Cuando el matrimonio volvió a Cartagena, residió en el mismo bloque de pisos donde vivía los padres de Carmen, en el primer piso del número 3 de la calle Medieras, en la vivienda que se encontraba bajo la de Carme Roch.


Falleció de manera prematura en Cartagena a causa de problemas cardíacos que sufría desde la infancia el 10 de marzo de 1952.


Carmen Fernández Meroño y Eduardo Bonet Molina


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Sobre su marido, Eduardo Bonet Molina, reproduzco un fragmento de la entrada que le dedica la Gran Enciclopedia de la Región de Murcia (Murcia, 1992):

Médico, escritor y humanista (Cartagena, 1909 - 1983). Desde muy joven siente afición por las letras, alternando sus libros y colaboraciones con el ejercicio de su profesión —tocoginecólogo—, en la que llega ser un renombrado especialista.

Pertenece a la generación de médicos escritores, de la que tenemos buena muestra en nuestra región. Bonet, además de su profesión y de sus aficiones literarias, siente la tentación de la política, ocupando la alcaldía de su ciudad natal. Fue también gran conocedor del mundo de los toros, liberal en el amplio sentido humanístico del concepto, anfitrión distinguido y delicado.









domingo, 1 de abril de 2012

Fernando Gutiérrez de la Vega



Fernando Gutiérrez de la Vega en 1931.

Fernando Gutiérrez de la Vega contrajo matrimonio con Lola Fernández Meroño. La pareja tuvo tres hijos, dos varones, Julio y Fernando, y una niña, Mari Lola.

Ejerció como técnico de aduanas en Huelva, La Junquera y Portbou, siguiendo con ello el mismo camino profesional que su padre, Julio Gutiérrez Bosch.

Durante su estancia en Figueras se implicó intensamente en la vida social, deportiva y cultural de la ciudad. Fue presidente del club de fútbol Unión Deportiva Figueras y estuvo muy relacionado con el mundo de la prensa catalana en su condición de director de un periódico durante su juventud.

Nació en 1908 y falleció el 14 de agosto de 1969 en Figueras.

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Reproduzco a continuación la necrológica que publicó el periódico Ampurdán el 20 de agosto de 1969:

A los 61 años de edad, ha fallecido en esta ciudad, don Fernando Gutiérrez de la Vega.

El finado era muy apreciado por sus buenas cualidades, su cordialidad y su simpatía. Estas cualidades hicieron que fuera llamado para ostentar, en diversas ocasiones, la presidencia del Casino Figuerense, la de Unión Deportiva Figueras y la de la Sociedad de Tiro y Deportes del Ampurdán. Pertenecía al Cuerpo Pericial de Aduanas y era miembro del Consejo Local del Movimiento de nuestra ciudad.

En todos los cargos que había ostentado o desempeñaba en la actualidad era notable su probidad, su entusiasmo y su dedicación a los mismos, por lo que gozaba del aprecio público, como se demostró con la asistencia numerosa a la misa, que en sufragio de su alma, se celebró en el acto del entierro.

Descanse en la paz del Señor, el amigo y buen camarada Fernando Gutiérrez de la Vega y reciban su señora esposa, hijos y demás familiares, la expresión de nuestro sentido pésame.

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Al margen de estos datos objetivos quiero dejar mi testimonio subjetivo sobre su personalidad: lo recuerdo como una persona extremadamente dadivosa, sus llegadas a Cartagena durante la Semana Santa eran una bendición para toda la chiquillería de la familia y su entusiasmo resultaba contagioso para toda la familia.




Lola Fernández Meroño



Lola Fernández Meroño en 1944.




El quinto hijo del matrimonio entre Salvador Fernández Martínez y Josefa Meroño Cegarra fue una niña, Lola Fernández Meroño.

Nació en Cartagena el 12 de julio de 1913 y falleció en Figueras el 17 de julio de 1984.

Contrajo matrimonio con Fernando Gutierrez de la Vega y tuvo tres hijos: Julio, Fernando y Mari Lola.

La pareja residió en Huelva, donde nacieron los dos varones, y en Figueras, donde nació Mari Lola.


Otra foto de Lola Fernández Meroño en la década de los 40.





Rosas, 1968. De izquierda a derecha y de pie: Jorge F. Fernández Figueras, X, Montserrat Deulofeu Gratacós, X, Lola Fernández Meroño, Mari Lola Gutiérrez Fernández, X,  X , X y X.  De izquierda a derecha y en el sillón: X y Josefa Meroño Cegarra.


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Su esposo, Fernando Gutiérrez de la Vega, ejerció como técnico de aduanas en Huelva, La Junquera y Portbou.

Durante su estancia en Figueras, donde residió por motivos profesionales, se implicó intensamente en la vida social, deportiva y cultural de la ciudad. 






María de la Concepción Blanco Pérez


Salvador y Puri el día de su enlace matrimonial.


María de la Concepción Blanco Pérez, gaditana de origen, contrajo matrimonio con Salvador Fernández Meroño el 8 de diciembre de 1949.


La pareja, que no tuvo descendencia, residió en un edificio de la calle Medieras, frente al edificio dónde residieron Salvador Fernández Martínez y Josefa Meroño Cegarra.


Familiarmente era conocida como la tía Puri y en algunos documentos consta como Inmaculada. Falleció en Cartagena durante la década de los setenta.



Salvador Fernández Meroño


Hacia finales de los 60. De izquierda a derecha, de pie: Maruja Rojo García, 
Josefina Fernández Meroño, Puri Blanco Pérez, Elisa Fernández Meroño 
y Eloisa Hernando Fernández. Sentados: Salvador Hernando Fernández, 
Salvador Fernández Meroño y Alberto Prado Fernández.


El cuarto hijo del matrimonio entre Salvador Fernández Martínez y Josefa Meroño Cegarra fue un varón, Salvador Fernández Meroño. Nació el 24 de abril de 1911 y falleció el 4 de noviembre de 1970.

Trabajó durante muchos años en las oficinas de la Empresa Nacional Bazán. Era un apasionado del toreo y se le consideraba un aficionado con criterio.

Salvador contrajo matrimonio con María de la Concepción Blanco Pérez el año 1949. No tuvieron descendencia. Residieron en la calle Medieras, número 4.



Teresa Figueras Carreras, Jorge F. Fernández Figueras, Puri Blanco Pérez 

y Salvador Fernández Meroño. Cartagena, 1957.



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Hubo un problema en relación con su nombre pues así como sus padres decidieron llamarle Salvador parece ser que en el Registro Civil se le inscribió como Fidel. En el contexto de la familia era el tío Salvador, pero en una nota publicada el 12 de julio de 1933 en el periódico Cartagena Nueva que hace referencia a su participación en un examen para ingresar como Auxiliar de Oficina en la Subsecretaría de la Marina Civil se le menciona como Fidel.  En los impresos referentes a su matrimonio y defunción consta como Salvador Fidel Fernández Meroño, sin duda para cumplir tanto con la legalidad como con la voluntad familiar.








Otra Carmen Fernández Meroño, fallecida en su infancia



El tercer hijo del matrimonio entre Salvador Fernández Martínez y Josefa Meroño Cegarra fue otra niña, Carmen Fernández Meroño.


Esta niña fue la primera de las dos hijas que llevaron el nombre Carmen. Nació el 17 de septiembre de 1906 y murió sin duda antes del año 1915, aunque de momento ignoro la fecha concreta.