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Carmen Fernández Meroño el día de su Primera Comunión. |
Carmen Fernández Meroño, la segunda hija de Salvador Fernández y Josefa Meroño Cegarra con ese nombre y la sexta en el conjunto de su descendencia, nació el 3 de junio de 1915 en Cartagena.
Contrajo matrimonio en septiembre de 1934 con Eduardo Bonet Molina, doctor en Medicina y alcalde de Cartagena entre 1934 y 1936.
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Carmen Fernández Meroño el día de su matrimonio con Eduardo Bonet Molina. |
Durante la Guerra Civil, se desplazó al frente acompañando a su marido que, incorporado a filas, ejercía como médico en el ejército republicano. Allí realizó tareas de asistente sanitaria y también tuvo que sufrir las lógicas penurias y dificultades que derivaban del contexto bélico.
Al concluir la guerra, Eduardo Bonet fue condenado a destierro e inhabilitado temporalmente para ejercer la medicina. El destierro lo cumplió en Pamplona. ciudad donde trabajó como simple asistente sanitario en un hospital gracias a la intervención del obispo que residía en aquella ciudad. Carmen Fernández Meroño le acompañó en todo momento y compartió con él los inconvenientes de aquella situación.
Cuando el matrimonio volvió a Cartagena, residió en el mismo bloque de pisos donde vivía los padres de Carmen, en el primer piso del número 3 de la calle Medieras, en la vivienda que se encontraba bajo la de Carme Roch.
Falleció de manera prematura en Cartagena —a causa de problemas cardíacos que sufría desde la infancia— el 10 de marzo de 1952.
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Carmen Fernández Meroño y Eduardo Bonet Molina |
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Sobre su marido, Eduardo Bonet Molina, reproduzco un fragmento de la entrada que le dedica la Gran Enciclopedia de la Región de Murcia (Murcia, 1992):
Médico, escritor y humanista (Cartagena, 1909 - 1983). Desde muy joven siente afición por las letras, alternando sus libros y colaboraciones con el ejercicio de su profesión —tocoginecólogo—, en la que llega ser un renombrado especialista.
Pertenece a la generación de médicos escritores, de la que tenemos buena muestra en nuestra región. Bonet, además de su profesión y de sus aficiones literarias, siente la tentación de la política, ocupando la alcaldía de su ciudad natal. Fue también gran conocedor del mundo de los toros, liberal en el amplio sentido humanístico del concepto, anfitrión distinguido y delicado.
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