Este espacio está dedicado preservar la memoria del matrimonio cartagenero formado por Salvador Fernández Martínez y Josefa Meroño Cegarra, además de la de sus hijos e hijas y sus respectivos cónyuges, así como la de otros parientes más o menos cercanos, a fin de mantener más vivos los lazos familiares entre todos sus descendientes.



martes, 3 de abril de 2012

Eduardo Bonet Molina


Cartagena, 1948. De izquierda a derecha: 
José y Carmen Fernández Meroño y Eduardo Bonet Molina


Sobre Eduardo Bonet Molina, reproduzco integramente la entrada que le dedica la Gran Enciclopedia de la Región de Murcia (Murcia, 1992):

Médico, escritor y humanista (Cartagena, 1909 - 1983). Desde muy joven siente afición por las letras, alternando sus libros y colaboraciones con el ejercicio de su profesión —tocoginecólogo—, en la que llega ser un renombrado especialista.

Pertenece a la generación de médicos escritores, de la que tenemos buena muestra en nuestra región. Bonet, además de su profesión y de sus aficiones literarias, siente la tentación de la política, ocupando la alcaldía de su ciudad natal. Fue también gran conocedor del mundo de los toros, liberal en el amplio sentido humanístico del concepto, anfitrión distinguido y delicado.

Escritor científico, es autor de varios ensayos, algunos muy elogiado por Marañón: El problema de la  maternidad (1932), Mientras los años pasan (1950), A través de la niebla (1951), Día a día (1975), y otros publicados después de su muerte, como un ensayo biográfico del doctor Tomás Maestre.

Como poeta publica varios libros: Canciones de otoño (1970), Ecos del viento (1971), En el tablao y en el ruedo (197: y Mar adentro (1980). La poesía de Bonet es de corte popular, tanto por su estructura como por su temática. Con la espontaneidad del hombre observador que ama y canta las tradiciones mas genuinas del pueblo, denota claras influencias de la escuela andaluza, sobre todo de García Lorca y de Alberti. Sus dos aficiones por excelencia —el cante y los toros— están patentes en su obra En el tablao y en el ruedo, donde con objetividad —no olvidemos su vinculación con la casa Bienvenida—, enjuicia con gran sabiduría el toreo, los toreros, logrando momentos de gran intensidad lírica. Bonet, aun sin descartar en este aspecto la línea neoandaluza en sus versos, nos ofrece hoy una positiva aportación a la lírica.



Eduardo Bonet, El problema de la maternidad (Madrid, 1932).



Eduardo Bonet, Ecos del viento (Cartagena, 1971).


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Según se desprende de un informe publicado el 17 de abril de 1935 en El Noticiero, durante su etapa como alcalde de Cartagena (1934-1936), al frente de una Comisión Gestora, su labor durante los primeros meses de presidencia consistió en rehacer la Hacienda Municipal, intentando enjugar el déficit acumulado por anteriores consistorios, y en el asfaltado y reparación de numerosas calles, plazas, carreteras y caminos vecinales, así como en la mejora del iluminado público. También se realizaron mejoras en los barrios Ciudad Jardín y en los accesos al barrio del Peral. Así mismo, se intervino felizmente en la solución de algunos conflictos laborales relativos a las empresas Constructora Naval, Asamblea de la Industria Vidriera y Ferrocarril de Cartagena.



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Después del fallecimiento de Carmen Fernández Meroño, contrajo un nuevo matrimonio con Dolores Celdrán Conesa. No tuvo descendencia en ninguna de ambas uniones.

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